No. El profesor puede utilizar instrumentos de evaluación que respalden, no las calificaciones de sus alumnos, sino los procesos y productos elaborados que dan cuenta del cumplimiento, o no, de los aprendizajes esperados y las competencias para la vida a través del trabajo individual, en equipo y por grupo.
Los cuadernos de clase de los estudiantes, el diario del profesor, los procesos y productos del trabajo escolar se constituyen en los principales instrumentos para evaluar en forma permanente y no extraordinaria los avances semanales y parciales evidentes, por lo que el juicio valorativo del profesor deberá confrontarse con las notas, producto de la autoevaluación y coevaluación de sus alumnos.
La evaluación de procesos y productos durante el año escolar, que hacen posible medir en forma sistemática y gradual el aprendizaje de un alumno, observando la adquisición y aprovechamiento de sus aprendizajes significativos, que no se evalúan por promedio, sino por el nivel de logro obtenido. A diferencia del pasado, donde el profesor dependía básicamente del examen (preguntas) para saber a última hora si el alumno aprobaba o no su curso. Esta forma de proceder de los profesores debe cambiar, no es justificable que un alumno obtenga la calificación final por medio de un examen para el cual se preparó el día anterior, y después del cual le quedan muy pocos conocimientos en su memoria de largo plazo para aplicarlos o utilizarlos posteriormente.
Esta visión de la evaluación implica cuestionar los exámenes que se realizan en forma por demás extraordinaria, pero antes, implica establecer la responsabilidad del profesor en las medidas pertinentes para orientar y apoyar a los alumnos que más lo requieran.
En conclusión, la respuesta a algunas simples preguntas no debe entenderse como una nota aprobatoria o reprobatoria exclusivamente, ni como evidencia total de aprendizaje que segmenta y califica a los alumnos a partir de un número, verlo así es dejar de lado todas aquellas experiencias y procesos significativos que se construyen paso a paso modificando conocimientos, habilidades y actitudes que hacen posible o no el éxito académico de los alumnos. La evaluación debe ser un proceso amplio y abierto.
Hola Faviola, buenas noches.Mis comentarios son los siguientes:
ResponderEliminarFORTALEZAS.-Ya todos en ésta especialidad nos hemos estado dando cuenta de en qué y cómo debemos de ir modificando nuestras tradicionales formas de evaluar a nuestros alumnos.No nos resultará un proceso fácil porque también deben de cambiar otras cosas en la institución,no nada más nosotros.
OPORTUNIDADES.- LA LIBERTAD DE CATEDRA, que gozamos en buena medida la mayoría de los docentes de éste nivel, nos facilitará ir ensayando y evaluando nuevas maneras de comprobar los aprendizajes de los jóvenes.Repito, no es un proceso sencillo y es laborioso y demanda mucha atención y planeación de los docentes,así como apoyos e involucramiento de los directivos y del plantel mismo.
DEBILIDADES.- Muchos docentes aún practican como evaluación única la aplicación de un exámen por escrito y nada más.Ello les facilita en mucho su labor y es por flojera que no se quieren complicar la vida poniéndose a evaluar otros razgos del proceso E-A.Lo anterior, como lo mencionaste, es injusto y miope, ya que el alumno debe ser observado y evaluado en toda una serie de rasgos de los cuáles, la evaluación por escrito es sólo un rasgo más.
AMENAZAS.-Tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de definir qué es lo que vamos a observar, medir y evaluar.No debemos comenzar queriendo abarcar mucho ni muchos rasgos ó aspectos porque terminaremos mal.Creo que debemos ser cautelosos e ir poco a poco,siempre priorizando aquello que de verdad nos conducirá al desarrollo de competencias (pocas al principio pero a lo seguro).